Las personas que han de convivir o relacionarse con un narcisista saben de la enorme variedad de castigos que este individuo trastornado aplica a sus víctimas cuando no aceptan su voluntad o simplemente de forma gratuita. El narcisista exige a todos aquellos que le rodean una estricta sumisión a sus caprichos y está siempre dispuesto a castigar a cualquiera que ose enfrentarse.

El castigo es una de las formas que tiene el narcisista de humillar y debilitar a su víctima así como de imponer sus criterios. También es una de las formas de obtener combustible o suministro narcisista negativo, ya que el castigo injustificado provoca la reacción emocional y muchas veces incontrolada del otro y eso es lo que nutre al narcisista.

Podemos decir por tanto que el narcisista busca intencionadamente provocar castigos para conseguir alimentar su ego a expensas de su víctima.

El Trastorno narcisista de la personalidad es por su propia naturaleza un trastorno abusivo debido al escaso desarrollo emocional y la falta de empatía del narcisista, que necesita obtener reconocimiento por medio de la humillación y la vejación de sus víctimas. Sólo obtiene satisfacción cuando manifiesta su superioridad sobre los demás infligiendoles algún sufrimiento.

Las personas más cercanas al narcisista, como su pareja, hijos, amigos, socios, trabajadores,.. son los que corren el mayor riesgo de sufrir estos castigos injustificados.

Los tipos de castigos pueden variar desde el abuso emocional al físico y/o sexual, pero es inevitable porque a los narcisistas no les importa si hacen daño a los demás y al mismo tiempo siempre intentan ejercer el control y la dominación sobre las personas que les rodean.

Uno de los castigos típicos del narcisista y que más confusión y dolor causa en sus víctimas es la ley del hielo. Negarse a escuchar, hablar o responder a una pareja, a un amigo o a un compañero de trabajo es en lo que consiste básicamente la ley del hielo. Pero este trato que pudiera parecer un simple capricho o rabieta del narcisista, va mucho más allá en sus consecuencias. El narcisista emplea esta técnica con sus víctimas para herirlas, castigarlas o manipularlas. Algunos de estos personajes incluso se niegan a reconocer la existencia de sus parejas durante horas, días o semanas, haciendo que se sientan como si de alguna manera no existieran, como si fueran fantasmas recorriendo la casa y siendo absolutamente ignorados

Rosa nunca sabía cuál era la causa de que Ramón la ignorase y cual era la razón que lo hacía negarse a hablar con ella. Experimentó este tratamiento de silencio de Ramón por primera vez cuando eran novios. Ramón consideró que Rosa había sido demasiado efusiva cuando se encontró con un viejo amigo en la calle, así que la dejó y se fue sin decir adiós, y se negó a hablar con ella, darle ningún tipo de explicación de su comportamiento o incluso reconocer su existencia durante semanas.

Con los años, Rosa aprendió a enfrentar los crueles silencios de Ramon, preparándole sus comidas favoritas, sirviendole en la noche esa bebida que sabe le gusta y lavando y doblando su ropa incluso cuando la ignoraba durante largos períodos. Rosa esperaba pacientemente a que Ramón decidiera dar por terminado su castigo. La ley del hielo generalmente terminaba con Ramón tomando a Rosa de forma brusca para tener sexo por la noche. A la mañana siguiente, actuaba como si la ruptura en su relación nunca hubiera sucedido, como si nunca hubiera ocurrido nada y se negaba en redondo a discutir nada relacionado con este suceso.

Ser ignorado, aislado y silenciado es especialmente difícil para una persona que está sometida por el abuso y el control por la fuerza, y depende de la aprobación del narcisista para sentir que su vida tiene algún valor y poder sentirse a salvo. Muchos sobrevivientes de este tipo de abuso dicen que se les hacia mucho más duro el tratamiento silencioso que los insultos o gritos. Cuando les gritaban, al menos sabían lo que estaba en la mente del abusador y podían evaluar mejor su propia seguridad y la de sus hijos. El silencio, sin embargo las dejaba sumidas en sensaciones de debilidad, vulnerabilidad y miedo.

Cuando un narcisista se enoja adopta este papel de persona fría. En ocasiones pueden ser «correctos» en sus respuestas, no dejando traslucir sus intenciones directamente, pero aún así tratan a su pareja como a alguien que apenas conocen, o como a un vecino o a un colega en el trabajo. Por supuesto cuando se les enfrenta, el narcisista lo negará todo. «¿Qué quieres decir? ¿A que te refieres? ¡Te lo estás imaginando! Te lo inventas todo» O, en otra frase que el narcisista usa a menudo se usa para culpabilizar a las víctimas de que ellas son las responsables de todo, «te estás volviendo histérico y ves fantasmas donde no los hay».

Algunos narcisistas aplican una forma más suave de Ley del hielo. Aplican un tratamiento silencioso, en el que no mantienen un mutismo total, pero que es lo suficiente para herir emocionalmente a sus parejas:

María notaba cuando Pedro, su esposo, estaba enojado porque ponía «un rostro serio». Eso le indicaba que debía ser especialmente sumisa y no acercarse a él para evitar problemas. Aunque nunca sabía la causa de estos cambios de carácter repentinos, prefería no enfrentarlo por temor a las consecuencias. Él, en esos casos, le hablaba sin sonreír y con un tono frío e impersonal. María sabía que Pedro estaba tratando deliberadamente de hacerla sufrir y sentir mal. Pedro a menudo explotaba con violencia después de un período de silencio. Sara sentía que estas situaciones de comunicación forzosa la ponía extremadamente ansiosa y sufría por ello; redoblaba sus esfuerzos por hacer que Pedro se sintiera mejor, silenciando sus propias necesidades y deseos.

Como hemos podido ver, esta táctica manipuladora de la ley del silencio provoca grandes sufrimientos en quien la padece. Cuando una persona recibe un castigo sin comprender cuál es su causa se activa en su organismo un mecanismo psicológico conocido como la indefensión aprendida. Esta se refiere a la condición en que se sume un ser humano que ha «aprendido» a comportarse pasivamente es decir, sumisamente, con la sensación subjetiva de no tener la capacidad de poder hacer nada para evitar o cambiar las circunstancias desagradables o dolorosas con las que se encuentra. Este tema de la indefensión aprendida tiene una importancia enorme en el comportamiento de las víctimas del narcisista y explica en parte por que es tan difícil alejarse de este sujeto tóxico. Dada la relevancia de este asunto lo trataremos en un próximo vídeo con mucha más profundidad.

Si estás sufriendo la ley del hielo, o conoces a alguna persona que está pasando por esta experiencia aquí te dejo 6 pasos que te pueden ayudar a superarlo o al menos a no sufrir tanto por ello:

1.- Evita aislarte: El narcisista trata de que te sientas indefensa por medio del aislamiento. Sabe que esa es una sensación muy angustiante. Una forma de mitigar ese sufrimiento es mantener buenas relaciones con familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo lo que te facilitará sobrellevar estas situaciones de maltrato. Es muy frecuente que el narcisista, como parte de su estrategia, trate de aislarte de tus vínculos sociales, ya sea familia, amigos o compañeros de trabajo. Evita por todos los medios posibles que esto ocurra. Esforzarse en no aislarte de estos círculos de soporte emocional es el primer paso para combatir la ley del hielo. El narcisista se quedará con dos palmos de narices cuando vea que tu sigues tu vida tan campante cuando él trata de que sufras su castigo de la ley del hielo.

2.- Cultiva tu vida interior: Este consejo es válido para todo lo relativo a la autoestima y el equilibrio emocional. Mantener una rica vida interior es la actitud más sano que se puede adoptar para la salud emocional a la vez que se transforma en un potente muro contra todo tipo de manipulación. Practicar hobbies, aficiones, ser amante de la lectura, participar en proyectos de arte puede ayudarte a mantenerte fuerte y estable mientras te enfrentas al trato de la manipulación silenciosa aplicado por el narcisista.

3.- Evita anularte: Este es uno de los objetivos del narcisista. Se trata de conseguir convencerte por medio de diferentes técnicas manipulatorias, de que no tienes derecho a tener tus propias ideas, creencias y sentimientos. Cuando observes que reiteradamente se critica tu forma de pensar, tus ideas y creencias y el narcisista te presiona para que aceptes las suyas, está tratando de anular tu personalidad y termines creyendo solo en lo que él dice. Eso es el perspecticidio.

4.- Busca asesoramiento profesional: Cuando el daño provocado por el narcisista es tan grande que no te sientes con fuerza para afrontarlo tu sola, busca el apoyo de un terapeuta especialista en estos temas de control y abuso por parte del narcisista. El puede ayudarte a comprender lo que está pasando en tu vida e indicar cómo enfrentar los desafíos que tienes por delante.

5.- Pon límites: Cuando convives con un narcisista es porque lo amas o en algún momento lo has hecho. Es posible que estés en una situación que te impida alejarte de él a pesar de que eres consciente de tus propios sufrimientos, pero todo ello no impide que pongas tus limites. Habla con el narcisista y dejale clara tu opinión. Si sientes que la situación es perjudicial para ti o los miembros de la familia, busca consejo profesional o legal pueda ayudarte a planificar una forma segura de salir de la relación.

6.- Considera terminar la relación: no necesitas permanecer en una relación en la que tu pareja es mala o cruel contigo, ya sea a través del tratamiento de silencio, abuso verbal, físico o sexual, control económico o algún otro medio. Ninguna persona debería soportar una situación en la que se menoscaba su autoestima, sufre humillacion y no recibe el respeto que se merece. Si decidimos vivir en pareja es porque ello nos aporta valores como persona pero si la situación termina siendo la contraria es mejor tomar la decisión de ponerle fin. Por supuesto la decisión no es fácil, pero permanecer en una relación de esta naturaleza solo nos aportará sufrimiento y decepción.

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